Hola, soy Carmen
Soy psicóloga licenciada y terapeuta certificada de Terapia Transformacional Rápida (RTT), apasionada por ayudar a las personas a dar un giro poderoso en sus vidas y convertirse en las mejores versiones de sí mismas.
Tras haber vivido, estudiado y trabajado en el Reino Unido, Australia, España, Francia y los Países Bajos, y gracias a mi servicio de terapia online, tengo una amplia experiencia en la prestación de servicios de asesoramiento psicológico, terapia, coaching, consultoría y formación para adultos, adolescentes y niños de todo el mundo.
Mi experiencia y desarrollo profesional ha ido aumentando tras más de una década de trabajo en centros médicos, organizaciones sin ánimo de lucro, asociaciones nacionales, ayuntamientos, empresas multinacionales y práctica privada.
Mi labor es liberar a mis clientes del dolor emocional, psicológico y físico a través de una variedad de enfoques basados en la evidencia, tales como: la Terapia Cognitiva-Conductual (TCC), Terapia de Transformación Rápida (RTT), Terapia de Respiración Energética (o Breathwork), Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), Terapia Cognitiva basada en la Atención Plena (TCAP), la Psicología Positiva, la Inteligencia Emocional y la Programación Neurolingüística (PNL) para alcanzar transformaciones profundas, efectivas y permanentes. Ante todo, el estilo de mi terapia y coaching se caracteriza por ser sencillo, integrativo, hecho a medida y con un profundo compromiso por conseguir el bienestar de mis clientes basado en la conexión y la atención a las necesidades individuales.
A lo largo de mi carrera, he tenido el honor de ser entrenada por mentores excepcionales y, en la actualidad, soy una entusiasta de la educación continua y el desarrollo personal y profesional, por lo que continúo creciendo, aprendiendo y ayudándome de los mejores, entre ellos, de mis hijos, que me enseñan a diario a superarme y conectar siempre con la mejor versión de mi misma.
Te cuento mi historia
Todos hemos estado ahí. Cuando somos niños, nuestros sentimientos y forma de vernos a nosotros mismos dependen completamente de los adultos que tenemos a nuestro alrededor. Y nuestras experiencias pueden hacer que cambie el concepto que tenemos sobre nosotros.
En nuestra infancia nos han impuesto creencias limitantes y dañinas sobre nosotros mismos y sobre el mundo, que nos han influenciado, nos han condicionado y nos han perjudicado en menor o mayor medida, dependiendo de nuestras circunstancias. A veces de una forma tan sutil que ni siquiera somos conscientes de ello hasta que un día todo explota… Y de qué manera…
En mi caso, un buen día, todo lo que se había acumulado durante años de forma completamente inconsciente salió a la luz como si de una botella de champán se tratara. De la noche a la mañana, un dolor intenso se apoderó del lado derecho de mi cuerpo. Sentía una tensión y dolor constante en la mandíbula, cuello, hombro y espalda que se irradiaba hasta los dedos de las manos, dejándolos dormidos, sensación que ningún profesional de la salud era capaz de explicar o solucionar.
Entonces todos los demás síntomas físicos se desencadenaron y no hacían más que aumentar y empeorar con el paso del tiempo, como si de alguna forma me gritaran para que por fin me prestara a mi misma la atención que necesitaba y merecía. Mi corazón iba siempre a mil, mis niveles de cortisol y adrenalina en el cuerpo estaban por las nubes, mi estado natural era de hipervigilancia, sentirme relajada era algo que ni sabía como se hacía y tenía un constante nudo en la garganta.
Actuaba en piloto automático, cargada de obligaciones y deberes que yo misma me había autoimpuesto. Había normalizado de tal forma la sensación de estrés y ansiedad, que ni siquiera era consciente de ella hasta ese momento, en el que los niveles eran insufribles, provocando crisis de burnout que me dejaban agotada.
Cuando toqué fondo, pude comenzar a darme cuenta de mi gran sentimiento de responsabilidad excesiva por las necesidades y expectativas de los demás, incluso a costa de mis propias necesidades y bienestar, lo que resultaba en un enorme abandono de mi misma y en la conciencia inexistente de mis propios sentimientos, en mi mente “yo siempre estaba bien”.
Las grandes dosis de culpabilidad, mi incapacidad para decir No y la necesidad de demostrar mi valía; junto con la creencia inconsciente de que no era suficiente, me llevaron al perfeccionismo y ello a la procrastinación, lo que provocaba una mayor desconexión y abandono de mi misma. Se trataba de un estrés postraumático complejo.
Afortunadamente, en ese momento ya tenía mucho conocimiento, experiencia, técnicas y recursos para ayudarme a sanar, pero sabía que podía profundizar. Podía aprovechar las lecciones de mi pasado para mejorar aún más mi salud, aumentar la conexión conmigo misma y por lo tanto mi crecimiento personal y profesional. A pesar de mi experiencia y comprensión, sabía que había capas adicionales por descubrir para mi verdadera recuperación.
No fue hasta que di con la Terapia de Transformación Rápida y la Terapia de Respiración Energética que conseguí esa liberación profunda y permanente del dolor físico, psicológico y emocional y de todas las creencias limitantes que no me dejaban ser yo misma y disfrutar de la vida en perfecto equilibrio y con esa sensación de paz, poder, satisfacción, deleite y felicidad que tanto anhelaba y que tanto deseaba para mis clientes.
Hoy, me siento afortunada de haber descubierto una fórmula que me permite sentir y experimentar la vida de formas que nunca imaginé posibles. Esta, además, me ha llevado a encontrar la manera de cultivar una vida de calidad, alcanzar mis metas y, a través de mi profesión, acompañar y empoderar a otros para lograr ese mismo sentido de plenitud, libertad y propósito.
¿Te acompaño?